Para muchos compararnos con los demás parece ser algo que le encanta hacer a nuestra mente. Generalmente la comparación se origina en nuestra infancia al haber sido comparados con otros que nos rodeaban. Así que aprendemos a hacer lo mismo por el resto de nuestras vidas.
Nos juzgamos diciéndonos que los demás son más inteligentes, más exitosos, más felices que nosotros. ¿Qué logramos con eso? Sólo sentirnos inferiores y con ello afectamos nuestra autoestima al sentirnos insatisfechos y frustrados.
Eleanor Roosevelt, dijo «Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento». Cuando nos comparamos con los demás, terminamos concentrando nuestra energía en derrotarnos en lugar de elevarnos a nosotros mismos.
Hay una sola cosa en la que eres mejor que otras personas: SER TU MISMO. Este es el único juego que realmente puedes ganar. Cuando comienzas a pensar así, el mundo comienza a verse mejor. Tu enfoque y energía se concentran en lo que eres capaz de hacer ahora y en cómo puedes mejorar.
Obsérvate, conoce y aprecia tus cualidades únicas. No hay otro ser igual a ti. Eres único e irrepetible. Nadie más en el mundo entero tiene tu huella digital, reflexiona en esto.
Cuando aprecias lo que te gusta y lo que no te gusta de ti mismo te vuelves más satisfecho, te liberas de las cadenas de las falsas comparaciones.
No pierdas tiempo comparándote con los demás. Compárate con tu yo del pasado. ¿Estás mejor de lo que eras cuando te despertaste a esta realidad de la comparación? Entonces apláudete y date un cariño sentido desde tu corazón en tu brazo. Continua sin cansancio observándote y re-direccionándote.
Reprogramarte para amarte.
Reflexiona y dime, ¿Cómo te sentirías si dejaras de compararte con los demás?
Marisbelia Tomodo.
Autora del libro «Autoestima. Búsqueda Interior».
0 comentarios